Llevo ya tachados unos cuantos títulos: “Jugando a ser escritor” “Un año de descubrimiento” “Mis mejores (y peores) momentos”…

Pero al final todo va de lo mismo, hacer eso que nos gusta tanto cuando acaba el año (aparte de proponernos bajar los kilos adquiridos): un balance.

Solo que esta vez, y en mi caso, hay tantas cosas que han cambiado en un solo año que casi se me hace imposible ordenarlas de un modo coherente.

Todo empieza como cualquier historia, de una forma sencilla y aparentemente casual:

Dejar un trabajo para dedicarte a eso que siempre has querido: escribir.

Bueeeeeeeeno va. Diré la verdad. He descubierto que quiero dedicarme a escribir bastante tiempo después de ponerme a ello.

¿Y cómo es eso posible?

En primer lugar porque no se me ocurrió leer los millones de blogs y artículos que te avisan sin descanso:

¡Si quieres ser rico y famoso, no seas escritor!

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No lo hice de manera consciente. Cuando decidí terminar Proyecto Aesteria (mi primera novela, que llevaba escribiendo siete años), era solo un objetivo, una meta. La publicación y la profesionalización no iban en el pack.

Y quizá por ese mismo motivo, el camino se ha ido abriendo a un lado y a otro de manera más o menos natural. No tenía ningún tipo de expectativa, ninguna intención de escribir el siguiente best seller mundial y mucho menos dedicarme a ello.

Solo quería escribir un libro (que diría Forrest Gump).

La cosa es que un año después tengo…

  • Mi primera novela, en fase de corrección (de manera profesional) y que tiene unas 180000 palabras.
  • Otra novela corta (una locura de tintes ético-teológicos), de unas 70000 palabras, que surgió a raíz del NaNoWriMo 2016  y que me tiene loco de emoción porque…
  • …es un enlace con mi segunda novela, en la que voy a poner todo mi espíritu (fortalecido por la presencia de Scrivener) y de la que llevo unas 30000 palabras (y no sé hasta dónde va a llegar)
  • Un par de blogs (uno éste, donde me explayo a gusto) que suman entre ambos casi 45000 palabras.
  • Y un carro de libros pendientes de leer (que eso ya era algo que me encantaba antes), para acometer el #retolecturalia2017

En definitiva, creo que algo más de 300000 palabras, un montón de libros por leer y una montaña de ideas esperando a salir de mi cabeza y acabar en mis lentos dedos.

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Y sin embargo ha sido un proceso natural.

Quizá es la ilusión del novato, las ganas por entender qué es eso que te empuja a levantarte todos los días a las ocho de la mañana (o las siete cuando mi chica trabaja de mañana), para ponerte delante del ordenador y escribir.

Ahora ya no tengo miedo de leer artículos como el de Sinjania, ese en el que destaca los siete pecados capitales del escritor vago. O muchas de las listas que salen en Lecturalia, Lector cero o en los artículos didácticos de Literautas.

Ahora solo intento hacer lo que hago, lo mejor posible.

La escritura me ha abierto puertas que no me hubiese imaginado y que pueden llevarme a que, quizá, puede ganarme la vida mientras sigo intentando poner en palabras lo que me pasa por la cabeza.

Y además he descubierto, muy poco a poco, otras muchas personas que viven en ese mundo paralelo de la escritura.

Escritores, muchos, que se encuentran en diferentes grados de disconformidad con lo alienado que está un mundo en el que se presupone una cultura gratis para todos y que, sin embargo, se rige por ver quién vende más y mejor.

Y que, aún así, no solo abren sus puertas a gente que quiera escuchar lo que tienen que decir, sino que lo hacen con los brazos abiertos y con la mejor de las intenciones: echarte un cable.

Quizá eso es lo más grande de este año, lo más destacable…

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Haber encontrado personas, en este micromundo paralelo e informatizado a niveles extremos, que tienden una cuerda y te invitan a escalar.

  1. David Olier, en su blog El Rincón de Cabal. Escritor, lector, reseñador, padre y vete tu a saber cuantas cosas más, en su día de 48 horas (que debe tener para hacer todo lo que hace). Que por lo poco que he podido hablar con él, me ha demostrado lo que es ser un escritor de raza: coherente, ético y focalizado en un objetivo.
  2. Gabriella Literaria, en su blog del mismo nombre. Con ese humor tan particular y esos artículos plagados de consejos y recomendaciones, escritos de forma amena y creíble.
  3. Isaac Belmar en su blog Hojaenblanco. Que aunque cada post es un puñetazo directo al pecho, no deja de seguir adelante, aún sabiendo lo que eso implica. Un blog que tienes que visitar si quieres saber de primera mano que es lo que te espera.
  4. Excentrya, comandado por Jaume Vicent Bernat y su humor directo y sincero. Dónde aprenderás los entresijos de este mundillo sin medias tintas y “casi” sin listas.

Podría haber llamado al post, “Cuatro blogs que tienes que conocer si quieres ser escritor” (mira ese título me acaba de venir a la cabeza ahora mismo), pero no estaría siendo justo con otros blogs, y personas, que me he encontrado más tarde y que tienen grandes cosas que ofrecer…

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La comunidad #scifi hardcore de twitter, comandada por @origencuantico @odo @bandinnelli @dgonzalod @girotix o el propio @cabalTC (y seguro que me dejo a muchos). Todos con su propia personalidad e ideas para parar varios trenes.

La visión inteligente, sensible y educada de Rafael de la Rosa en su blog: El Dragón Mecánico. Una muestra de que se pueden hacer las cosas como uno quiere y sin faltar a nadie, ni a nada.

El blog de Isla Tintero, que alberga post que desarrollan ideas y que ayudan a hacerte pensar y otros muchos que te dan herramientas para seguir avanzando.

Jennifer Moraz, en su blog Jen M.D. Con ese toque, que tanto me gusta, de luchadora empedernida y ese matiz mordaz, tan necesario en un mundo que solo se rige por lo «políticamente correcto».

Alejandro Moreno, quizá menos conocido, en su blog Maneras D’escribir. Con una mirada sensible y refinada en sus relatos. Con ese toque detallista y perfeccionista, que según él mismo no puede evitar, y que os invito a conocer.

Los blogs con posts de información inteligente, como los de Clara Tiscar, Diana Morales, Ana González Duque o Alejandro Quintana. Todos ellos con kilómetros de experiencia y ganas de contarte como evitar caer en los errores más típicos (y bochornosos).

Y otros muchos blogs que sigo a través de WordPress o Feedly, y que periódicamente lanzan sus artículos llenos de ideas, herramientas útiles o reflexiones para todos.

Quizá ese es mi mejor consejo, lo único que puedo aportar de más en este mundillo:

Si te planteas la escritura como tu objetivo en la vida, lee a otros, que como tú, un día decidieron que querían hacer de las letras su oficio.

Lee, interactúa y trata de aprender.

Lo demás llegará si te esfuerzas lo suficiente y si…

¡Nunca dejas de escribir!

PD: Y sed educados, que no cuesta nada y abre muchas puertas.

13 comentarios en “Reflexiones de un autor novel

  1. ¡Madre mía! Menudo montonaco de letras te juntas tú, tronco… No soy capaz de hacer ni la mitad… Por el amor de Dios 😛
    Yo soy mucho más lento que tú e infinitamente menos productivo. Tengo varias novelas terminadas, pero lo tuyo es de frenopático… Para que luego digan, eso es escribir y lo demás son tonterías. Yo de mayor quiero ser como tú, Yon, de verdad que sí.
    ¡Yo ando matándome para terminar una novelette de 20.000 palabras y tú tienes por ahí una de 180.000! En fin, no sois de este planeta.
    Muchas gracias por la mención, por cierto, aunque no sé qué decirte, si yo fuera un escritor novel no me haría mucho caso, porque desvarío mucho y me salgo por peteneras.
    En fin, sigue a ese ritmo y pronto nos vas a dejar a todos sin curro, tronco.
    Un abrazo y adelante con los faroles!

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    1. Jajajaja Jaume nadie ha dicho que esas palabras tengan sentido alguno. Igual son 300000 «hola».
      Una de las cosas que me di cuenta pronto es que la clave era levantarse y escribir. Más tarde me golpeé con el muro de la realidad de la edición: la ortotipografía, el estilo y otro montón de historias de ese tipo.
      Ahora tengo un montón de palabras esperando a ser dispuestas de un modo correcto y sensato jajajaja.

      Tu blog tiene un efecto muy concreto, y poco abundante: darte un bofetón (amistoso), para situarte de nuevo delante de tu propia realidad y no la que se vende habitualmente.
      Si eso te parece poco. A mí me parece importante.
      Y no te preocupes, porque cuando el editor me tiré para atrás la novela (por paquete), me daré cuenta que debería haberme dedicado a tocar la bandurria. (En realidad seguiré escribiendo porque ya me he acostumbrado, y soy «basic line»)

      Un abrazo y gracias por pasarte!

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  2. Qué gran artículo, me veo totalmente identificado y salvo alguno de los blogs que comentas, los sigo todos. Y muchas gracias por nombrar el mio 🙂
    Seguimos el mismo camino compartiendo experiencias y aprendiendo de los errores. Y cómo no, leyendo y comentandonos en esta comunidad. Seguimos en la brecha Yon.
    Un abrazo.

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    1. Gracias por tus palabras Alejandro.
      Al final ese parece ser el sentido de todo esto. Leer, escribir y, de vez en cuando, tirarnos unas flores mutuas.

      Hasta que alguno sea rico y famoso, y se olvide de cómo comenzó (o no, que me parece que lo de ser escritor no está en el top 10 de oficios lucrativos).

      Mientras tanto y, como bien dices, a seguir en la brecha y si eso me permite encontrar más gente interesante, bienvenido sea.

      Un abrazo!

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  3. Muchas gracias por la mención, Yon. Has hecho un trabajo envidiable con las letras, aunque también muy inspirador. Este año, ya pasado, estuve más centrada en mi blog, pero es tiempo de ponerse a escribir, apenas añadí palabras a mis proyectos. Eso quiero cambiarlo en esta «nueva temporada».
    ¡Mucho éxito y feliz año!

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    1. Gracias a ti, por tus palabras, Jen.

      Quizá eso ha sido la revelación más importante del año: darse cuenta de que uno no está solo en este camino, plagado de dificultades pero también de lugares interesantes. Uno de ellos tu blog. Espero que 2017 sea productivo y que sigas con esa misma frescura y dinamismo.

      ¡Muchas gracias y feliz año!

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  4. Hola Yon,

    Ha sido una lectura interesante la de tu artículo. Es una visión fresca y personal de tu experiencia propia y eso siempre me ha gustado descubrir en otros escritores.

    Por otro lado, me agrada descubrir que conozco y leo ya desde hace tiempo todos los blogs que mencionas entre tus favoritos.

    Yo siempre he sido un tanto caótica con los blogs: he tenido varios de los cuáles apenas sobreviven activos dos (mi página oficial y su blog y mi «lugar de encuentro» con otros escritores y lectores llamado «Crónicas de una escritora intrépida»). Sin embargo, esto de ser constante se me da mejor en mi página de Facebook o Twitter. Con los blogs, ¡tengo tanto que decir y tan poco tiempo de ponerlo en práctica!

    Sin embargo, me agrada mucho leer los blogs de otros escritores y saber » qué tal les va a ellos» con esta misma tediosa aventura en la que te dicen demasiadas veces que «nunca vivirás de la escritura». ¡Pobre artistas en general! ¿Por qué tenemos que cargar con esta maldición de los condenados a la pena eterna de no hacer lo que nos gusta?

    Debo decir que a veces es duro seguir escribiendo cuando el día a día está cargado de responsabilidades ajenas que te drenan de energía. Cuando tienes un momento, la primera tendencia es de relajarse. Eso sí, anima seguir leyendo a otros que confiesan que luchan con los mismos demonios y aún así, siguen adelante.

    Un placer descubrir tu blog a través de un tweet de David Olier.

    Saludos,
    Oana

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    1. ¡Hola Oana!

      Un placer tenerte por aquí y muchas gracias por tus amables palabras.

      Yo muchas veces pienso en el blog como una parte de mí, algo que va unido a lo que hago. Me sirve para para darme ese empujoncito a la hora de ponerme a escribir e intentar sacar contenido (o reflexiones) que puedan servir a otros, igual que los contenidos de los blogs que comento (y otros muchos), me ayudan a mejorar y son un incentivo muy potente.

      Supongo que escribir (al igual que otros oficios relacionados con el arte), tiene ese handicap implícito. Parece que en la mayoría de casos es trabajar mucho y muy duro, para obtener pocos o nulos beneficios. Quizá mi forma de verlo es pensar que hago lo que quiero y que además tengo la suerte de que algunas personas quieren ver que es lo que hago (aún se me hace raro), y es un incentivo que me ayuda a seguir con muchas ganas. Pero, como bien dices, no es un camino fácil. Hay que atender a muchas cosas y no siempre puedes dedicarle tiempo a lo que te gustaría, y lo que realmente te apetece es descansar y olvidarte un rato del mundo.

      Pero te diría que no dejes de intentarlo, como no lo hacen los autores de esos blogs que tanto nos gustan, porque seguramente hay algo ahí que merece mucho la pena al margen del beneficio y, para mí, es el sentirme parte de una pequeña comunidad de «locos» que han decidido que dar rienda suelta a sus pensamientos y traducirlos a palabras.

      Un placer tenerte por aquí y, de nuevo, muchas gracias.

      Un saludo

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